Reflexiones Viajes

¿A Quién le Gusta Dormir en un Aeropuerto? – Vacaciones Parte I

December 25, 2014

Primero que todo, espero que hayan pasado una Feliz Navidad dónde sea y cómo sea que la hayan celebrado.  Fue muy entretenido ver las fotos y los mensajes de todos en Facebook e Instagram sobre la forma en que celebran la Navidad.  Es lindo ver como se disfruta esta fiesta en casi todas partes del mundo. Nosotros tuvimos una noche del 24 y una mañana de 25 de Diciembre bastante inolvidables. Les voy a contar nuestras aventuras, pero les adelanto esta foto de hoy 25 de Diciembre a las 7 de la noche.

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Como muchos saben Jota y yo tratamos de viajar a Colombia cada año para el mes de Diciembre.  Para esto, compramos los pasajes más o menos con 5 meses de anticipación. Este año estuvimos esperando una documentación de la oficina de inmigración para conseguir los tiquetes para Barranquilla, pero no llegaron en el tiempo calculado.  Los recibimos el 25 de noviembre (en la entrada Soliloquio de Cumpleaños les cuento a profundidad de qué documentos hablo) y ya era muy tarde para comprar los pasajes que suavemente nos habrían salido por el doble de lo que normalmente pagamos. Y por razones que más adelante les compartiré, a principios de octubre, decidimos no viajar.

Sin embargo, las fiestas de Navidad y Año Nuevo tienen una connotación familiar muy importante para mí.  Me encanta ir a ver a mis padres, a mi hermano, mis abuelos y al resto de mi familia.  Es realmente una prioridad.  La idea de dejar de celebrar esta fecha en familia era inconcebible y nos llevó a tomar la decisión de viajar a Miami, Florida, a celebrar las fiestas con los papás de Jota. 🙂

Así fue que surgió la idea de un viaje sorpresa que consistía en salir del aeropuerto de Los Ángeles el 24 de Diciembre a las 10 de la noche, hacer escala de 1 hora en Las Vegas y llegar a Miami a las 8 de la mañana (hora colombiana) del 25 de Diciembre.  Estando ahí, la idea era llamar a Julita a preguntarle que si estaban muy ocupados, que si nos podían recoger :O 🙂  Pero como todo en la vida… una cosa es lo que uno planea y otra la realidad. En este momento estoy escribiendo sentada en un avión de American Airlines con destino a… Dallas, Texas y ya son las 10 de la mañana en Miami y en Colombia.

Nuestro día comenzó muy temprano con una salida a trotar 4 millas en el parque del barrio, desayuno en el apartamento y luego al Target a comprar unas bolsas de regalo para los libros de los niños con los que trabajo.  Volvimos a la casa a preparar unas arepas de huevo para llevarle a mi jefe gringa que adora las arepa’e huevo.  Nos alistamos y llegamos a la casa de ellos a las 3 de la tarde.  La idea era estar allá hasta las 4:30 p.m., pero la salida se alargó hasta las 5 menos 10.  Salimos preocupados por el tráfico y para sorpresa nuestra, las calles estaban más bien vacías y nos rindió la manejada.  Llegamos a la casa, terminamos de empacar y salimos a las 6:30 hacia la estación del metro.

Sentados en el metro, felices y con ilusiones!

Sentados en el metro, felices y con ilusiones!

El viaje hasta el aeropuerto era de 1 hora y media según las cuentas de Google Maps.  Tomamos el Metro en North Hollywood, llegamos Union Station a las 7:27 pm y ahí corrimos hasta la plataforma exterior donde se toma el Flyaway (salía las 7:30), el bus que nos llevaría al aeropuerto.

Natalia Velez / navegueruns.com

Sentados en el bus luego de subir escaleras corriendo y con maletas!

 

Pisamos el aeropuerto a las 8 en punto, dos horas y quince minutos antes del vuelo. ¡Qué puntualidad, por Dios! 🙂

Hicimos el check-in y registramos el equipaje.  Curiosamente, American Airlines sólo tenía en el sistema nuestro vuelo a Las Vegas y no al destino final que era la Florida. Nos dijeron, aún tienen tiempo, vayan a la oficina principal y allá les arreglan el chicharrón :S   Eso hicimos, en el proceso nos enteramos de que American Airlines compró US Airways y de ahí en despelote con los vuelos.  El caso es que con nuestros pasabordos listos, pasamos el chequeo de seguridad y caminamos hasta la sala de espera.  En la maleta de mano llevábamos la cena navideña que mi jefe nos había empacado para que comiéramos mientras esperábamos en el aeropuerto, así que sacamos los paquetes y nos sentamos a comer la primera cena navideña gringa de nuestras vidas: puré de papas, gravy, pan estofado, batatas al horno, salsa de cranberries y pavo.  Todo absolutamente delicioso.

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Jota bravo porque yo no lo dejaba comer por andar tomando fotos ;(

 

Natalia Velez / navegueruns.com

Nos montamos al avión a las 10, listos para despegar a las 10:15 como estaba agendado y ¡oh sorpresa! el vuelo se retrasó.  Estuvimos más de una hora esperando que le arreglaran “no-sé-qué-cosa” al avión y finalmente despegamos hacia las 11 y 30 de la noche.

Natalia Velez / navegueruns.com

Con sueño, pero aún sin ojeras!

Llegamos a Las Vegas, nos debíamos bajar del avión y esperar en la sala para volvernos a subir y ahí sí llegar a Miami, como viajaríamos en el mismo avión no había preocupación de que nos hubiese dejado el vuelo Las Vegas-Miami.  Estábamos casi sin batería en los celulares así que caminamos hasta la zona de recarga de celulares y nos sentamos tranquilamente a esperar.

Uno sabe que llega a Nevada porque siempre hay maquinitas tragamonedas en todas partes!

Uno sabe que llega a Nevada porque siempre hay maquinitas tragamonedas en todas partes!

De pronto comenzamos a ver a nuestros compañeritos de vuelo caminando hacia fuera del aeropuerto :O “¡mierda y ahora, ¿qué pasó?!  Pues según los auxiliares de vuelo en tierra, uno de los pilotos se enfermó (¿Se enfermó la noche del 24 de Diciembre en Las Vegas?, hummmm sospechoso!!!!)  y ¡cancelaron el vuelo! Noooooooooooooo!!!!!!!!!!!!!

¡Sí!  Debíamos reclamar el equipaje e ir a la oficina principal de American Airlines para que nos agendaran otro vuelo y para que nos mandaran a un hotel a pasar la noche. Todo esto quería decir que quién sabe cuándo llegaríamos a Miami y que nuestro plan de llegar madrugados el 25 de diciembre de sorpresa ya no se haría realidad.  Hicimos una fila de 2 horas y a las 3 de la mañana (6 a.m. hora colombiana) estábamos aún en el aeropuerto y con pasajes para Fort Laudardale, Florida, con escala en Dallas. Salíamos a las 7:00 a.m. así que nos quedaban dos horas antes de tener que hacer check-in nuevamente y entregar el equipaje.  Como ya somos expertos, alistamos el cambuche y nos echamos a dormir en un rincón del aeropuerto.

Jota acomodado!

Jota acomodado!

Antes de taparme la cara!

Antes de taparme la cara!

Ahí me cubrí los ojos con la capucha del buzo, descansé mis piernas sobre la maleta, respiré, me relajé y me sentí feliz.  Me sentí libre, tranquila, realizada.  Quién sabe qué clase de piso sagrado y esotérico es la alfombra de un aeropuerto, pero realmente es uno de esos espacios que me permiten encontrarme conmigo misma.  Saber que estoy esperando un avión que me llevará a ver mi familia, a descansar y a conocer gente y lugares nuevos, me llena de felicidad y satisfacción.  Tal vez sea un asunto generacional: una generación que no sabe echar raices, que quiere ser mochilera de por vida, que prefiere viajar antes que cambiar el carro por un último modelo, que posterga la decisión de comprar una casa porque no sabe cuánto tiempo estará asentado en un mismo lugar.  Tal vez haya que echarle la culpa a las crisis económicas o a las guerras que nos llevan a vivir la vida más intensamente porque sabemos que la muerte puede tocarnos la puerta en cualquier momento.

¡Quién sabe!  El caso es que dormir en un aeropuerto para mí siempre será un símbolo de osadía y aventura que en nuestro caso, además de esos momentos de realización personal, también nos ha unido como pareja y ha fortalecido en gran manera la relación que tenemos.  Son experiencias de vida e historias para contar.  No sé si a alguien le guste dormir en un aeropuerto, si es que eso se llama dormir, pero no cambio esa vivencia por nada del mundo.

Finalmente, me quedé dormida y nos despertamos faltando un cuarto para las 5 a.m. (congelándonos del frío), hicimos nuevamente check-in, registramos el equipaje, pasamos los puestos de seguridad, desayunamos “Breakfast Burrito”: tortilla, huevos revueltos, tomates, cebollín y queso suizo, con chocolate caliente de Starbucks. Todo pago por American Airlines.

Ojerosos, cansados... pero con ilusiones!

Ojerosos, cansados… pero con ilusiones!  Así estábamos mientras yo escribía esto en el avión!

Llegamos a la sala de espera a las 6 a.m. (9 a.m. hora en Miami y Colombia), abordamos el avión con destino a Dallas y aquí vamos, a menos de 20 minutos de aterrizar. Seguiré escribiendo cuando llegue a Fort Laudardale, les contaré como terminó de irnos. Escogeré las fotos y espero subir la entrada hoy o mañana Viernes.

——-

Ya estamos en la casa de los papás de Jota.  Los llamamos cuando íbamos a despegar en Dallas para que fueran al aeropuerto de Fort Laudardale a recogernos.  🙂

LO LOGRAMOS!!!! Llegamos a la Florida y estamos en familia!

LO LOGRAMOS!!!! Llegamos a la Florida y estamos en familia!

Estuvimos muy poco tiempo en el aeropuerto de Dallas (menos de 10 minutos) y tuvimos que hacer un largo desplazamiento.  No nos dio tiempo de almorzar ni de ir al baño.  Por fortuna, durante el desayuno había comprado un mufin de banano con nueces “por si acaso” para el viaje, pues eso fue lo que sacamos cuando nos subimos al avión que nos llevaría a Fort Laudardale.  En este vuelo sí logré dormir no como en los anteriores, sin embargo, ya no teníamos ánimos para fotos y el cansancio nos iba ganando.  Llegamos a las 4 de la tarde hora colombiana, pero llegamos!!!!!  Recogimos las maletas y salimos a encontrarnos con Julito, Julita y Joany a la salida.

Al llegar a casa nos tomamos la foto que compartí inicialmente.

Mañana nos vamos de paseo a Key West hasta el sábado y el domingo correremos una carrera 10k en Boca Ratón, Florida 🙂 Las vacaciones apenas comienzan así que estén pendientes de las siguientes entradas.

Abrazos para todos!

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6 Comments

Reply JAC December 26, 2014 at 9:51 am

Mmmm he dormido en los sgtes aeropuertos. Puente aéreo de avíanca, el dorado de Bogotá, ezeiza buenos aires, guarulhos sao paulo, y terminal de transportes de bogota… Así que te entiendo perfectamente…. La especiencia en sao paulo me hizo sentir como toma hans en “la terminal”, ya que estuve entre aeropuertos como 40hrs jejeje

    Reply navegue December 26, 2014 at 4:35 pm

    Jajajajaja veo que sí me entiendes! Huy pero la de Terminal de Bogotá sí me suena a historia de terror! Espero tu post sobre la pernoctada en San Pablooooo ‘de’ por Dios! Eso suena buenísimo

Reply Liza December 27, 2014 at 12:43 am

Natis, es in placer leerte siempre, pero esta vez tu reflexión tocó fibras. Me unona tu generación, la que no tiene raíces, y por ahora, esta persona ni carro tiene (ni quiere). Un beso.

    Reply navegue December 28, 2014 at 4:05 pm

    Hola mi Lizz! Gracias por comentar y pasar a visitar 😉 Voy a pedirte permiso para usar lo que te escribi para una entrada en un par de semanas 🙂

Reply Tu madre January 8, 2015 at 1:52 pm

Qué buena nota! Y sí, ese es el espíritu tuyo, aventurera y llenándote de vivencias para la posteridad. Espero seguir leyéndote el resto de mi vida, no me cansaré, nunca me cansaré de leer historias tan entretenidas y tan reales. Y que delicia es conocer, conocer y conocer quien puede cansarse de eso nadie, yo también soy feliz recorriendo caminos y tu hermano va ha ser igual. Los amo muchos besos y abrazos. 🙂

    Reply navegue January 8, 2015 at 2:35 pm

    Madre mía! Te estas poniendo al día!!! 🙂 y sí! Esta fue una gran aventura, pero ya estamos alistando una mejor! Jijiji

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