"Déjame atravesar el viento sin documentos"

Necesito que Rosa Venga

February 26, 2015

Les comparto la segunda historia de la serie “DÉJAME ATRAVESAR EL VIENTO SIN DOCUMENTOS” sobre inmigrantes en Los Ángeles.  Si se perdieron la primera, la pueden ver aquí Paralelo a la Autopista.

Esta es una de mis favoritas porque es muy fácil identificarse con la angustia y la soledad de Blanca, muy a menudo, la recuerdo.

Necesito que Rosa Venga

Un hombre persigue a la niña en medio de la selva, la ve correr sin lograr escapar; la escucha gritar sin que nadie quiera o pueda ayudarla.  Blanca llora porque no puede hacer nada.  Se despierta y al sentir las lágrimas sobre su piel, llora con más fuerza aún.  Hace días que sueña con lo mismo, un hombre quiere violar a Rosa, su hija.

Fuente: gvargas

Fuente: gvargas

Aunque Blanca aún tiene miedo, sabe que Rosa ya está a salvo.  Vive con su suegra en Sonsonate, El Salvador.  La niña de 14 años fue entregada a su abuela por la policía migratoria de Estados Unidos, al ser detenida en la frontera de El Paso, Texas, intentando ingresar ilegalmente al país.  Salió sola de Sonsonate y una semana después ya había atravesado Guatemala, en el Jeep de un señor que era el encargado de entregársela a la mamá en Los Ángeles, California.  En la frontera con México la subieron en un camión, allí permaneció día y medio mientras atravesaban el país y llegaban a Ciudad Juárez.  Cambió de camión, entró en un contenedor junto con las otras personas que viajan con ella, le pidieron que se escondiera en una de las cajas sin hacer ruido.  Así debía permanecer hasta que escuchara la palabra secreta.  El camión se detuvo, la niña escuchó muchas voces pero no la palabra secreta.  Sintió que alguien destapó su caja, levantó la mirada y un señor con uniforme y raro acento le dijo: “sal de ahí”.  Ese mismo policía se la llevó de vuelta a la abuela después de hablar con la mamá, pues era el único número de teléfono que la niña sabía.

Blanca le cuenta la historia a la señora que se sienta siempre con ella en el bus.  Hacía varios días que no iba a trabajar, la echaron de menos algunos de los pasajeros y el día que volvió, se la veía triste.  De eso hace ya un mes.  Blanca había ahorrado durante muchos meses para pagar porque le trajeran a Rosa, dio 3000 dólares y debía pagar 2000 más cuando le entregaran a su hija, la mayor.  Siempre supo de los riesgos que corría si eran detenidos por la “migra”.  La señora de bus presentía que su ausencia y tristeza tenían que ver con eso.

Llegó a Los Ángeles hace 5 años.  Dejó en El Salvador a su hijo menor de 3 meses de nacido.  Su esposo la dejó con 5 niños y embarazada para unirse a la guerrilla, le prometieron dinero para que ayudara a Blanca a cambio de unirse a la lucha popular.  Ella esperó durante 6 meses mientras veía a sus hijos llorar porque no tenían nada que comer.  Le pidió ayuda a su suegra, le contó lo que iba a hacer y le dejó sus hijos.  Ahora les envía dinero cada sábado y pregunta siempre por su esposo.  Él no ha aparecido y aunque no lo mencionan cuando Blanca llama, ambas saben que puede estar muerto.

Desde que llegó empezó a trabajar con Ibrahim, vicepresidente comercial de un canal deportivo muy famoso.  Es la empleada del servicio y le ayuda a la niñera cada vez que ésta lo necesita.  La mamá de los dos niños es una empresaria a la que, a ojos de Blanca, no le importa si sus hijos comen, duermen o van a estudiar.  Blanca la odia.  Diariamente se lo dice a su amiga del bus.

Hoy, además de sus historias diarias, le cuenta sobre el sueño que la ha despertado varias veces en los últimos días y al contarle, llora.  Le habla de lo desesperada que está en su soledad, del miedo que tiene de no ver crecer a sus hijos o de no volver a verlos.  De la decepción que tiene porque había imaginado todo lo que podría hacer si al menos Rosa la acompañara.  Blanca llora, desesperada, como lo hace por las mañanas.  La amiga no sabe cómo consolarla.  Le sugiere que ahorre y se devuelva a su país para que monte un negocio con la abuela y pueda vivir tranquila.  Blanca gime y sin dejar de llorar, guarda sus palabras.  No se atreve a decirle que va a ahorrar, pero para tratar nuevamente de traer a Rosa, ya le han dicho varias veces que si vuelve a intentarlo, puede que lo logre porque no siempre revisan los camiones, como cuando ella entró al país.  Está decidida, pero no quiere volver a soñar lo mismo.


 


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3 Comments

Reply Primero Muerto que Preso - El Blog de Nati March 5, 2015 at 8:30 am

[…] Si se perdieron la primera historia la pueden ver aquí, Paralelo a la Autopista, y la segunda, Necesito que Rosa Venga.  […]

Reply Yo Decidí Ser Jardinero - El Blog de Nati March 12, 2015 at 10:50 am

[…] serie va así: la primera historia es Paralelo a la Autopista; la segunda, Necesito que Rosa Venga; la tercera, Primero Muerto que […]

Reply Yo Llegué por Aeropuerto - Parte 1 - La Cuestión del Dilema Moral - El Blog de Nati March 25, 2015 at 1:13 pm

[…] alguna o son nuevos en el blog: la primera historia es Paralelo a la Autopista; la segunda, Necesito que Rosa Venga; la tercera, Primero Muerto que Preso, la cuarta, Yo Decidí Ser Jardinero y la quinta, Una Casa […]

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