"Déjame atravesar el viento sin documentos"

Primero Muerto que Preso

March 5, 2015

Esta es la tercera historia de la serie “DÉJAME ATRAVESAR EL VIENTO SIN DOCUMENTOS”.  Es un relato nuevo, me lo contaron hace menos de dos meses, y fue el que me dio la idea de hacer esta serie.

Si se perdieron la primera historia la pueden ver aquí, Paralelo a la Autopista, y la segunda, Necesito que Rosa Venga. 

“Primero muerto que preso”

Fuente imagen: http://www.kpho.com/story/19487748/mcso-17-illegal-immigrants-arrested-thursday

Fuente imagen: http://www.kpho.com/story/19487748/mcso-17-illegal-immigrants-arrested-thursday

Esas fueron las últimas palabras que escuchó Manuel antes de sentir el golpe seco en su coronilla.  Despertó al día siguiente en un hospital “de gente rica” en San Antonio, Texas.  Vestía la bata del hospital, todo le dolía y no podía mover la pierna izquierda gracias a una fractura.  No era capaz de articular palabra y respirar le costaba más trabajo que recordar.  Su pecho estaba vendado al igual que su cara.  Fractura en las dos clavículas y fisura en el cráneo.  Junto a la puerta, dos hombres custodiaban la habitación. “POLICE-ICE” lograba leer desde la cama.  Al ver que el paciente intentaba moverse, ingresaron y le preguntaron.

— ¿Conocía a alguna de las personas que viajaban con usted? — dijo el hombre en español, pero con acento.

— No — contestó.  De inmediato su memoria le devolvió de tacazo los recuerdos e imágenes de las últimas 3 semanas.

Salió de su pueblo en El Salvador para reencontrarse con su hermana mayor en Los Ángeles.  Es el menor de 9 hermanos y ni siquiera este viaje fue una decisión propia, siempre su destino lo ha decidido su familia.  Tiene 25 años y su cuerpo le recordará siempre que le dieron una segunda oportunidad sobre la tierra.

Manuel cruzó Guatemala en un Jeep; México, en un bus, y en Ciudad Juarez se montó en un aerovan con 15 inmigrantes más para cruzar la frontera con Estados Unidos.  Pasó “la línea”.  Ya estaba al otro lado, cuando una patrulla comenzó a perseguirlos. Lo último que escuchó fue el grito del conductor: “primero muerto que preso”.  El encargado de transportarlos en la camioneta se lanzó al abismo, sin importarle su vida ni la de sus pasajeros.  En efecto, murió.  Sólo Manuel y Ricardo, el amigo nicaragüense que había hecho en el camino quedaron vivos.

Ricardo, sin embargo, sí cumplió con la única obligación que tienen los que se aventuran a cruzar por el hueco: memorizar el número de teléfono de quien los recibirá al otro lado.  No vale llevar el número escrito en un papelito, porque en caso de que algo suceda, los despojan hasta de la ropa, como fue el caso de Manuel.  Cuando le dijeron que a quien quería llamar, no tuvo más remedio que seguir fingiendo amnesia.

— No sé — respondió.

Pasaron semanas antes de que Manuel lograra reencontrarse con su hermana.  Ricardo movió cielo y tierra hasta ubicar al coyote que le ayudó en Nicaragua, para que éste a su vez, localizara a los posibles coyotes que le ayudaron a Manuel en El Salvador.  Lo logró.  Una solidaridad que no buscaba recompensas y que salvó a Manuel de una deportación e incluso, de la cárcel.

Finalmente, Nancy, la hermana que lleva más de 10 años en Los Ángeles, fue hasta Texas a recogerlo.  Se lo entregaron sin hacer muchas preguntas ni dar muchas respuestas. Tardó 4 meses en recuperarse totalmente de las fracturas; 4 meses en que vivió sumido en depresión. Han pasado 10 meses desde el accidente,  Manuel aún no entiende por qué no lo deportaron.  Trabaja en construcción y se emborracha todos los fines de semana.  Él hubiera deseado morir, al parecer ahora vive preso de sí mismo.



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Por último, le quiero contar que en alguna ocasión, un domingo como a las 10 de la noche, Jota y yo íbamos por la autopista cuando vimos una camioneta de estas detenerse, disminuimos la velocidad por precaución y eso nos permitió ver cómo se bajaban de ese carro más o menos 12 personas.  Alcanzamos a ver la van volver a arrancar y dejar los pasajeros en la oscuridad y el peligro de la autopista (donde está prohibido para “peatones”).  Aún no había escuchado esta historia, pero dedujimos que eran inmigrantes recién llegados.  Una imagen bastante impactante.

Bueno, ahora sí los dejo, no duden en dejarme cualquier comentario.

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5 Comments

Reply Tu madre March 5, 2015 at 1:55 pm

Que tristeza que tanta gente tenga que pasar por tantos vejámenes por alcanzar, dizque el sueño americano, espero que Manuel algún día logre ser feliz. Sigue con tus narraciones, me encantan…. Un beso y un abrazo de oso… 🙂

    Reply navegue March 11, 2015 at 9:57 pm

    Hola Madre! Te dije que quien me contó la historia era la hermana? También ella tiene su propia historia, pero no la he podido armar bien.
    Te quiero! A ver cuándo hablamos.

Reply Liza Johanna Ariza March 9, 2015 at 1:06 am

Me alegra que retomes la serie en serio (Jejeje)

    Reply navegue March 11, 2015 at 10:02 pm

    jajajaja entendido! No es fácil, ya casi no ando en bus, mala cosa. Ahora escucho historias mientras corro, pero no son iguales. Las de los inmigrantes me hacen llorar, no sé por qué, pero soy muy sensible a esas vainas :$
    Abrazos!

Reply Yo Decidí Ser Jardinero - El Blog de Nati March 16, 2015 at 8:39 pm

[…] La serie va así: la primera historia es Paralelo a la Autopista; la segunda, Necesito que Rosa Venga; la tercera, Primero Muerto que Preso. […]

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