El entrenamiento de la semana 17 para la Maratón de las Flores Medellín estuvo cargado de millas y miedos.  No cabe duda que de ahora en adelante empieza el entrenamiento de la mente más que del cuerpo.  Esta semana tomé un día extra de descanso para asegurarme de estar totalmente recuperada en todo sentido.  Les cuento, pero primero mi foto de lujo de esta semana.

 

Ahora sí.

El lunes nadé 1600 mts en la piscina del gimnasio. Fui por la noche y por primera vez nadé sin hacer intervalos. Normalmente nado 400 mts y descanso 1 minuto, pero ese día le dí seguidito. Me sentí muy bien 😀

El martes corrí 6 millas/9.6 kms en 56:57 minutos, pero no me sentaron muy bien en la canilla/espinilla izquierda. Llegué al apartamento y estiré a conciencia, pero un dolor similar al de la lesión de febrero volvió a mi pierna (esa triste historia la pueden leer aquí), aunque no inmediatamente sino dos horas después de haber terminado.  Ese día corrí con los tennis nuevos y supuse que era parte de la adaptación, pero eso no debería pasar así que empecé a leer al respecto y traté de prestarle atención al dolor a ver qué o qué.

El miércoles fue descanso total y me sentó bien porque el dolor en la pierna desapareció.

El jueves corrí 4 millas/6.4 kms en 36:36 minutos. Corrí con los tennis viejos y el dolor reapareció, pero lo bueno fue que me hizo ver que no son los zapatos nuevos.  Ese día volví tristísima al apartamento y estiré como por una hora. El dolor no se fue 😒

El viernes nadé 1200 mts en el gimnasio.  El dolor seguía ahí y se pueden imaginar la cantidad de cosas que pasaban por mi mente.  El acabose, ya saben, como la vez pasada 😒  Todo el día sentí el malestar y Jota decidió echarme Bengay. Y así, con olor a mentol y una sensación fría en la canilla, me acosté a dormir pensando en las 12 millas que tenía en el plan para el sábado.

Al día siguiente me levanté a las 6 a.m. como de costumbre y caminé por toda la casa sin rastro de dolor.  Dichosa, me alisté y me fui para Pasadena a correr hasta Descanso Gardens. Esta era mi meta y mi mantra, tenía que lograrlo.  Mi mente tenía que vencer ese extraño dolor que iba y venía y que parecía no tener un origen lógico.   Descanso Gardens es un lugar mítico para mi grupo de running porque allí llegan los que están entrenando por primera vez para una media maratón.  Esa es su distancia más larga antes de enfrentarse a la carrera.  Desde el Estadio Rose Bowl de Pasadena (me genera un poco de nostalgia cada vez que lo veo pues fue donde Andrés Escobar marcó el autogol durante el Mundial USA’94) hasta Descanso Gardens son 6 millas, la mayor parte en subida y luego hay que devolverse. Lo curioso es que yo he corrido esta distancia en el año largo que llevo con los Pasadena Pacers, siempre en la ruta sur, pero no en la norte.

El caso es que el sábado corrí por primera vez hasta Descanso Gardens y volví hasta el Rose Bowl, echándome al bolsillo 12 millas/19.3 kilómetros de felicidad destinados al entrenamiento de la Maratón de las Flores Medellín.  Me sentí de maravilla y sin ningún dolor.  Al parecer por evitar el dolor en un callo del dedo gordo del pie izquierdo, estoy levantando el dedo y eso me genera una tensión innecesaria en los músculos de la canilla.  Ese día dejé que el callo cumpliera su función y tuve cero dolor en la espinilla.  Es increíble como uno hace cambios tan mínimos y estos afectan de forma tan grande.

El domingo fue de descanso total. Este fue el día de la Maratón de Mountains to Beach donde mi amiga Lara debutó como maratonista. Al parecer sólo falto yo jajaja (presión de grupo). Pero ya ¡sólo faltan 16 semanas para la Maratón de las Flores Medellín!

El de la foto que está sobre mi cabeza es Robert, quien corrió su primera media maratón el domingo.  A ver si me da una entrevista para el Blog, porque les cuento que lo he visto encogerse ante mis ojos, él era tres veces el tamaño que tiene hoy en día y es uno de los corredores más queridos del grupo de running, por su generosidad, su compromiso y por todo lo que ha logrado en el último año.

Bueno, esa fue mi semana de entrenamiento, un total de 22 millas/35.2 kilómetros corriendo y 2.800 metros nadando.  El dolor a veces me hace dudar, no sé si es real o es producto de mis miedos porque ya estoy aumentando las distancias que corro. ¿A alguno de ustedes le ha pasado? ¿Y han experimentado esa especie de batalla mental en la que uno dice sí puedo y el otro dice que no?  Cuéntenme 😀

¡Abrazos!

PD: Les cuento que Robert me acaba de contestar que sí me dará la entrevista. 😮

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Si se perdieron el resumen de la semana 18 del entrenamiento, lo pueden leer aquí.