Carreras

Crónica de mi Quinta Maratón

March 11, 2018

One Time in NOLA

New Orleans, Louisiana.

¿Cómo fué que fuí a dar a Neorlín?

Yo tengo ciudades locas que quiero conocer y con sus respectivas maratones. Muchas son y serán secreto hasta que me registre en las carreras. Sorry, no incluyen ni Berlín ni Tokio. Pero incluyen Valencia y Nueva York. Y Nuevo Orleans.

En diciembre, sentados en el carro camino a Cartagena o tal vez en el restaurante comiendo fríjoles con chicharrón, Santiago López y yo hablamos de las ganas de correr la maratón de New Orleans por el puro gusto de conocer esa ciudad. La conversación quedó ahí. Yo estaba a punto de correr mi segundo Ironman 70.3 Cartagena y tenía en planes correr la Maratón de Los Ángeles nuevamente en marzo de 2018.

Ciudades

Par de días antes de Navidad me llega un Whatsapp de Santi, muy a las 5 a.m., con la confirmación de su inscripción a la maratón de New Orleans. Yo quedé muda, pero a las 5:35 a.m. le mandé la mía. Ya estaba embalada. Escasamente me había recuperado del Ironman (yo me tomo muy en serio la recuperación poscarreras) y ya debía empezar a entrenar pq juepucha, sólo tenía 10 semanas pa’ esos 42 kilómetros.

No habían pasado ni dos horas cuando Diana Angulo ya estaba inscrita pa’ la media maratón. A la voz de New Orleans no pudo resistirse. Nació el chat pa’ ir a Neorlín… Ellos locos por ir a escuchar los sonidos del Río Mississippi y yo por ir a probar los sabores del Bayou ;). ¡¡¡Mero combo!!!

Entre los entrenos y el proyecto de #YogaParaMortales el tiempo se fue volando. A inicios de febrero mi mamá se unió al paseo. Mejor dicho, ahora sí se puso bueno esto.

El combo completo

Un día me apareció una tensión en la pantorrillla derecha y luché y luché pa que no pasara a mayores. El miedo a una lesión me hizo mover montañas, pueden leer esa entrada aquí, la oda a la pantorrilla. Las últimas 3 semanas fueron de pura recuperación. Llegué a temer no poder hacer la maratón y hasta me ofrecieron ser Pacer de 2:15 pa la media maratón. Juemadre. Pero nada. Llegué a Neorlín sin malestar alguno en la pierna y con la moral ‘casi’ intacta. Del casi me di cuenta después de la carrera.

Fotos de fotos, mi má tomándonos foto del momento de la foto.

¿Cómo fueron los 42 kilómetros?

 

¿Dónde es la siguiente juntos?

Empezaron tarde pa’ mi estándar. A las 7:30 a.m. arrancábamos, pero bueno, dormir hasta tarde era muy bien recibido. Nos encontramos muy a las 6:50 am y caminamos hasta el punto de partida. Quedaba a una cuadra del hotel así que fue fácil.

A las 7:15 cada uno agarró pa’ su corral y esperamos la orden de salida. Yo me alisté como pa un entreno. Hasta corrí con música cosa que nunca hago.

Había olvidado prender el reloj así que cuando arranqué el GPS aún no estaba activado. Empecé a correr tranquila, suavecito, cero estrés, esta vaina va pa’ largo, así que cógela suave Nati, hay una pierna que cuidar y un par de maratones esperando en el otoño.

El reloj me marcó la primera milla a un ritmo de 8:54 (5:32/km), debía ir a 10:30 (6:30/km) y caaaasiiii me da un yeyo. Luego vi que estaba lejísimos de la marca de la primera milla y me volvió el alma al cuerpo. Cuando pasé por el letrero Mile 1 iba a 10:35. Ok, así sí nos estamos entendiendo.

En la segunda milla me acomodé a 6:15 y seguí. Puse la canción Décimas de Carlos Vives en repetición y a ese son se me fueron kilómetros y kilómetros de carrera. Pasé a un ritmo sostenido entre 6 y 6:15 por el Río, el French Quarter y por Esplanade Ave., el nombre de esta calle lo dice, una explanada. Así se imagina uno la maratón y comete el error de no mirar la altimetría.

Al llegar al kilómetro 21 veo el primer puente. ¿De dónde carajo salió ese puente? Pasando por la mesa de hidratación pedí agua y me dieron Gatorade y del susto al probarlo me lo eché en los ojos. Les cuento, por si no les ha pasado, el Gatorade arde. Mucho. Muchísimo. No podía abrir los ojos. Seguí corriendo, pero muy lento y sin ver, no hallaba como superar esa sensación, parpadeaba como loca y nada. Bueno, como nada dura para siempre, lo superé y estaba ya en la falda del puente. Subí suave, calmadita y por primera vez hice conciencia del pace que traía. ¿Seré capaz de sostener eso el resto de la carrera? Maldinga duda. Bajé el puente a toda y seguí.

Mi ritmo empezó a bajar y yo no entendía qué pasaba. Yo sentía que era yo y mi mente luchaba y luchaba por mantener el esfuerzo. Lo estaba manteniendo. Habian más subidas pequeñitas y bueno, bajaba el ritmo y al bajar lo reponía, pero nada, no lograba volver a ver los 6:15, sólo 6:30 y hasta 6:50. “Moral, Nati, moral”, como le gritan a uno en Medellín.

Me crucé con Santi en el kilómetro 28 pa’ mí y 35 pa’ él. Él iba unos metros detrás del Pacer de 3:45 y yo unos metros detrás de la Pacer de 4:30. Nos dijimos, vamos bien vamos bien, vamos bien, un abrazo y todo bien. No sé qué más nos dijimos. Vamos bien.

Desde hacía un par de kilómetros estaba sintiendo el ardor en el brazo derecho. Las ganas de orinar que traía desde el kilómetro 5 se agudizaron y ya me dije, es hora de ir al baño. Decidí que en la próxima carpa médica, kilómetro 30, pediría vaselina para mi brazo y entraría al baño. Eso hice. Ahí caminé y sentí que ya no pude recuperarme. Fue horrible.

Nati, qué tal el clima? Súper, soleadito. Y húmedo. Pero no hizo calor. Una mezcla hasta extraña.

La sensación del brazo derecho se fue con la vaselina y obviamente apareció la del brazo izquierdo y la de la entrepierna. Se supone que me había puesto pantalón para que eso no pasaraaaa. Noooo!!!!! Seguí corriendo en plena batalla mental que decía: qué pereza esta mierda, las medias maratones son mejores. En esas puedo sostener el ritmo y ni pienso. ¿Por qué hago esto?

Pasaron muuuuchos kilómetros hasta la otra carpa médica. Kilómetro 32 y ya podía ver la carne viva en mi brazo izquierdo. Terminé parando en la misma carpa médica después de ir y volver por la ruta. Agarré vaselina con la otra mano y la distribuí entre las dos manos. Una para el brazo izquierdo y la otra, que mi mamá no me vea, me la eché en las piernas, ahí mientras corría.

Esa lycra era gris todita en la mañana, lo blanco que ven ahí es como quedó después de la carrera. No hagan maratones, eso duele 😂 – Santi, qué posudo sos!

Seguí. Ya por peladuras no sufro más (ya había sufrido lo suficiente, hoy, una semana después, aún me siento de ladito y las manchas de los brazos apenas se están borrando). Medio logré recuperar mi ritmo cuando al fondo vi el siguiente puente. Subí caminando y bajé a toda. Seguí corriendo y empecé a recibir Gatorade cuidando de no echármelo en los ojos.

Hacia el kilómetro 36 sentí dolor en el cuadricep derecho. Como el inicio de un calambre. Ahí me acordé de mi pantorrilla, le hice escaneo y estaba perfecta. El cuádricep seguía entumiéndose y paré a estirarlo junto a un palito. Listo, sentí tensión en la izquierda y decidí estirarla también. Brutaaaa! Casi calambre en el isquiotibial izquierdo. Me dije, no Nati, déjate de huevonadas, vos no sufrís de calambres, eso es la mente, no le parés bolas y seguí que no falta nadaaaa.

Una de las pocas cámaras que vi o había en la carrera. Acá dice clarito “ForMe” porque esta carrera era pa mí y por mí.

Seguí. Subí el puente, hice la oreja y en esa oreja la rodilla izquierda empezó a molestar, horrible, ese dolor que no te deja flexionar la pierna, que no te deja alzar la rodilla ni llevar el talón a los glúteos. ¡No jodás, me la van a montar estas piernas o qué! Kilómetro 37. Carpa médica. “Hola, échame cualquier spray o crema que tengas en esta rodilla que se le dio por hacer show a estas alturas.” El doc, como si hubiera entedido mi sentir, casi me vacia el tubo en la pierna: “tenga pa’ que no joda”

Mi amigo el doc de la carpa. Incoscientemente por proteger la pierna derecha, le recargué más trabajo a la izquierda. Ven, la moral estaba ‘casi’ intacta.

2 kilómetros después no me dolía nada.  Traté de recuperar el ritmo, pero ya el cansacio era serio. Me costaba mucho andar rápido, aunque hice mi mejor esfuerzo. Un último puente y sé que bajando es la entrada al parque para el final. Dale.

Bajé el puente a toda y ya estaba en el kilómetro 41. Se acabó esta mierda. Dale. Activé el bluetooth y leí  a Indi: Natii, ombligo a la columnaaa! La vuelta en el parque, la música. Volví a poner Décimas de Carlos Vives. Ya vería a mi mamá; ella, Diana y Andrés debían estar torcidos del hambre, llevaban horas esperando.

Hice mi escaneo físico. No me duele nada, pinche rodilla. Mi pantorrilla está bien 💞 Podré hacer la medialuna. ¡Sí! Quítense todos, no creo pueda estirar las piernas. Yes!!! Crucé la meta, bailé y fui por mi medalla y mi foto.

Crucé la meta… una vez más!

Esa fue la maratón. Sobre el viaje, los sabores, los sonidos, los olores, podemos hablar cuando nos veamos. Echémonos la charladita. O pregúntenme.

¿Qué aprendí en este maratón?

Pucha, yo pensé que mi maratón más dura había sido París, pero qué va, en aquella sólo tenía una batalla mental horrible. El cuerpo no me dijo nada, ni trató de interponerse. Creo que así la lucha se hace más fácil. Pero bueno, esta vez aprendí que me sigue valiendo comino el tiempo. Lo siento por aquellos que quieren que yo corra como persiguiendo coyotes, en esta vida no fue. Soy muy feliz aprendiendo de mí en estas carreras. Además, tendría que dejar a un lado mi proyecto de #YogaParaMortales y no más de mencionarlo, ya me mandaron a hacer los videos que siguen.

Aprendí que yo valgo más que la distancia. Que cuidar mi cuerpo y mi capacidad de entrenar constantemente es lo que me hace feliz. No un ritmo ni una distancia. Que quiero poder nadar, pedalear, pararme de cabeza, correr, tocarme la cabeza con los pies en un escorpión por el resto de mis días.

Para muchos correr es un asunto de tiempos y desempeños. “Tu resultado no le hace justicia a tus entrenos y blablabla”, toda esas mierdas que puede decir la gente. El maratón para mí es como sentarme 5 horas a meditar. Pueden pasar 22 kilómetros y yo seguir ahí, corriendo sin siquiera poder fijar mi mente hacia adentro. Hasta que no me queda otra que autoobservarme, estar presente, ser consciente de que aquí estoy y ahora, con una meta por delante. Que nada ni nadie puede perturbarme hasta que lo logre. Que no hay bulla ni circunstancia que me aleje de mi objetivo. Soy yo, conectada a mi Yo más profundo dando juntos la batalla.

Que me arde, le tengo la solución, pero siga corriendo. Que me arde entre las piernas, tenga, siga corriendo. Que necesito orinar. Ahí está el baño, entre y siga corriendo. Que me duele aquí, úntese y siga corriendo. Siga corriendo. Siga corriendo. Siga corriendo, carajo, que a eso fue que vino.

Al final todo es felicidad.

“¿Y hasta cuándo cree usted que podemos seguir en este ir y venir del carajo?” me pregunté. “Toda la vida”, me contesté.

_________________________________________________________

Este viaje y esta maratón fueron en honor a mí. A lo que yo soy, a lo que me ha hecho lo que soy. Mi ciudad, mi mamá y mi papá, mis libros leídos y mis autores favoritos. Tuve la mejor compañía que jamás imaginé, gracias mamá, Diana, Andrés y Santi.

PD: Después miré la altimetría y la segunda mitad de la carrera es un falso plano que sube y sube de lo lindo! Lección: hay q mirar la altimetría.

PD2!!! El tiempo!!! Hice 4 horas 45 minutos. París sigue ostentando el título de PR!

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12 Comments

Reply Azucena March 11, 2018 at 5:32 pm

Natiiiii como siempre amo leerte 😍 me transportas al momento y esa foto tuya y de Santi sentados en el letrero de Mérida me hace mucha ilusión 😍😭😭 queremos seguir haciendo esto toda la vida, así que los resultados importan para uno no para el estándar de los demás , te adoro Nati ya quiero abrazarte de nuevo ❤

    Reply Yadid March 12, 2018 at 1:28 pm

    Ame esa misma Foto, ya ese letrero de Merida manda mensajes subliminales a mi cerebro constantemente…. he visto full tiquetes, la dormida creo que ya la tengo asegurada… jejeje el abuso de confianza!

Reply Bibi March 11, 2018 at 5:58 pm

Me encantó la motivación de esta carrera, la compañía, las fotos.
Superaste muchas cosas Nati. Qué maratón tan hijueputamente dura. Pero ver tu llegada triunfal a la meta me hace pensar que vale la pena.

La disfruté y me reí mucho. “Moral, Nati moral”. Te la montaron las piernas 😂

Reply María Elena Jaafar March 11, 2018 at 6:22 pm

De quien más puedo aprender sino de tí, 😍 Gracias por conocerme tanto y por
cuidarme más que a ti misma 😢❤❤

Te adoro y te admiro mi nati bella.

Reply Gisella March 11, 2018 at 6:29 pm

I love it lol you are an amazing Guerrera because every battle makes you stronger great job keep setting the bar high for all the women that admire you 🙏🏼👍🏼🤗

Reply Bel March 11, 2018 at 6:29 pm

Amé la crónica! Eso es lo esencial, seguir haciendo toda la vida lo que nos haga feliz!
Y yo ante todo miro la altimetría! Cuando hacés montaña es lo único que te importa jajaja

Reply jorge mario sierra marin March 11, 2018 at 6:41 pm

A ver Nati, esta es la entrada donde más me he identificado contigo. Así son mis maratones: lucha pero mucha satisfacción; dolores, pero mucha determinación; ser responsable con la carrera, pero me importa un c.. el tiempo. No te imaginas como te entiendo. No es que nos guste sufrir y seamos masoquistas por naturaleza. No, queremos superar nuestros obstáculos, nuestros miedos y temores, nuestros demonios que se quejan desde el primer kilómetro. Felicitaciones!!! Por eso eres lo que eres, por eso tienes toda mi admiración y respeto. Un abrazo campeona!!!

Reply Paola March 11, 2018 at 7:16 pm

Me encanto.. tan espontanea y real como tu!! gracias por motivar de la forma en que lo haces. Me encanto eso de que el Tiempo no importa, yo creia que eso solo me pasaba a mi por ser novata… correr por el simple hecho de encontarnos, eso es felicidad. Un abrazo Naty. GRACIAS POR EXISTIR

Reply INDIRA VILLAFANE March 12, 2018 at 7:58 am

Eres un corazón andante, gracias por compartirnos tus crónicas, como siempre leerte es una diversión total, deberías escribir un libro ombeee!!!

Me identifiqué demasiado contigo en esta experiencia, el maratón es una prueba mental mas que física, es aprender mil vainas más, es reencuentro propio y me alegra mucho que haberte recordado aquello de “ombligo a la columna” te acompañara para llegar a la meta…te quiero mucho mi Nati hermosa, Dios te siga bendiciendo, eres un gran ejemplo.

PD: #Yogaparamortales te necesita por muchoo time! jajaja.

Reply Yadid March 12, 2018 at 1:31 pm

Super buena, bien contada como siempre, uno saca aprendizaje de todo lo que escribes, me gusta mucho porque de varias que he leído me identifico con lo que lo del tiempo es para uno y que si no lo gozas no lo haces, esa es mi ideología a la hora de correr, el resto son bobadas.

Reply Diana March 20, 2018 at 3:40 pm

Ame esta crónica!!!! Yo amo correr, corrí mi primera maratón con un tiempo de 3:58, así que quede muy cerca a BOSTON, entonces todo se vuelve tiempos y ganas de clasificar pero ahí es donde se pierde la esencia del deporte y es justamente lo que mencionas, el autoreconocimiento, el tiempo para uno. En este momento estoy bloqueada! Tengo poco tiempo para entrenar por mi trabajo y me da miedo lanzarme a correr otra maratón, pero después de leerte, me dan ganas de hacerlo tenga el tiempo que tenga!! Graciassssss

Reply Eduar June 1, 2018 at 7:38 pm

Lindo relato, las historias son lo importante, el disfrutar de correr es lo importante y tú transmites ambas cosas, el goce de correr y el sentido de hacerlo, es genial. 👍🏻

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