Les voy a contar una historia muy bonita que ha tenido lugar en las últimas dos semanas.
Hace 15 días, el viernes 15 de noviembre, le dije a Jota que quería un gato. Hace tiempo estábamos con la idea, pero no habíamos tomado la decisión. Así que ese día le dije y hablando con una amiga de los dos, llegamos a la conclusión de ir al día siguiente al Animal Shelter de la zona y buscar qué gatos había para adoptar. Llegamos al área donde estaban los mininos y vimos tres que nos gustaron. Estas son las fotos de unos de esos.
Pero llegamos tarde al Shelter e iban a cerrar pronto así que caminamos por todos lados y miramos todos los gatos. Antes de salir le dije a Jota: “¡yo quiero un gato amarillo!” y nos fuimos.
La noche de ese sábado nos sentamos a ver “How I met your mother” cuando escuché un maullido afuera. Le dije a Jota que abriera la puerta porque ahí había un gato. Él se levantó, abrió la puerta y ¡oh sorpresa!
¡Un gato amarillo! Me parecía increíble verlo ahí parado como diciendo: “si buenas, que pa’ lo de que… quiero un gato amarillo…” Lo consentimos un rato, le dimos agua, atún y yo le pregunté que quién lo había mandado, pero no me contestó 🙁 . Jota me dijo que él ya lo había visto en dos ocasiones y que incluso ese día al mediodía se había dejado consentir por él (ya les había dicho en alguna ocasión que Jota es amigo de todos los gatos del barrio 😀 ).
Y pues sí señores, como Samper en pleno Proceso 8000: “aquí estoy y aquí me quedo”. Ahí estaba a la mañana siguiente cuando abrí la puerta para ir a correr.
Aún no lo podía creer y le volví a preguntar que quién lo había mandado, que quién le dijo que yo quería un gato amarillo. Pero nada que me contestaba. Ese domingo fuimos a un PETCO; estábamos decididos a bañarlo porque el pobre era un manojo de pulgas y no hacía sino rascarse. Se le sentía la piel súper irritada y llena de heridas. Le compramos un champú y una peinilla…
… pero el gato amarillo no tenía entre sus planes bañarse ese domingo.
Así fueron pasando los días. Le compramos comida y cada día estaba más dócil. Entraba de a poquito al apartamento y se fue ganando nuestros corazones. Yo seguía preguntándole quién le había dicho que en esta casa queríamos un gato amarillo…
Estuvo en la puerta de la casa hasta que el viernes 21 de noviembre Jota lo llevó al veterinario. Diagnóstico: conjuntivitis, alergia e infección en la piel por las pulgas y parásitos intestinales. Le recetaron antibióticos, antihistamínimos, antipulgas, anti-Uribes 😉 y antiparasitos. Mejor dicho, después de todo eso el gato quedaría listo para La Paz. Al día siguiente le compramos un rascauñas….
Y el domingo finalmente lo bañamos. Ese día estábamos más asustados nosotros que el gato. Él sólo maullaba y hasta se echó en la tina mientras le echamos agua y le peinamos la melena.
Según nosotros él quedó oliendo buenísimo, pero sabemos que el olor fue lo que más le afectó. Los que tienen gatos saben que sus feromonas son importantísimas porque son las que les ayudan a marcar territorio y a orientarse. Temimos que no regresara.
Sin embargo, volvió. Se quedó y nosotros le pusimos nombre. Se llama Shifu que significa maestro en chino, como los monjes budistas o los sacerdotes taoístas. Vino para enseñarnos muchas cosas, entre otras que hay que ser muy específico con lo que se le pide al Universo, “pedid y se os dará”, pero este es sólo el principio de muchas enseñanzas más que ya nos está dando.
Sigue siendo un gato libre. No tenemos corazón para encerrarlo, incluso una noche dormimos con la puerta abierta. Pero como no podemos ser tan confiados, le quitamos el anjeo a una ventana y le dejamos un espacio por el que entra y sale a su antojo. Aún no sabemos quién lo mandó, quién le dio el mensaje de que en este apartamento justo ese sábado estábamos buscando un gato amarillo, pero acá es bien recibido hasta el día en que decida irse.
8 Comments
Que gato tan hermoso! Y me gusta el pensamiento de dejarlo SER LIBRE, porque resulta que los gatos no tienen dueño, son de las casas donde les den cariño y comida, de ahí son y ahí se quedan. Me alegro que les halla llegado una compañía tan incondicional como esa. Pedid y se os dará! cierto muy cierto, así lo dice el Divino Niño, todo el que pide recibe, siempre y cuando lo hagamos con Fé. Los quiero muchisisisimo por ser tan nobles de sentimientos. 😉
Yo espero que permanezca siempre con ustedes. Es gato es bellisimo y ustedes maravillosos!
mmmmm por alguna extraña razón no quedó el comentario que te puse cuando lo leí, pero lo repito….
“Primera historia de gatos que me gusta… dame la formula exacta a ver si por fin me llega el baloto, que tanto que lo pido y lo compro y nada. jajajajaja… Por cierto aclaro, me gusta la historia, pero los gatos seguirán sin gustarme… :P”
yo tambn quiero un gato amarillo :).
:O I have one, I share…
Y un perrito amarillo!
y la casa a lado del mar?
[…] ¿Recuerdan que hacia mediados de noviembre llegó a la puerta del apartamento un gato amarillo? Nosotros lo adoptamos: le dimos comida, lo bañamos, lo llevamos al veterinario, etc. Shi-fu ya hacía parte de la familia. Incluso le abrimos una ventana para que pudiera entrar y salir libremente. Para los que no saben o no recuerdan, pueden encontrar la historia completa de cómo llegó a nosotros haciendo click aquí ¡Quiero un Gato Amarillo! […]