Santa to the Sea Half Marathon, Relay, 5K Fun Run & 1K

Empecemos por lo primero: quería correr estos 5k en menos de 25 minutos y lo logré.  Tengo una nueva marca personal para la carrera de 5k y es de 24 minutos 43 segundos.  Con un promedio de 7:58 minutos por milla, pero corriendo la última milla, es decir, la tercera parte de la carrera a 7:38.  Aún no puedo creer que lo hubiese logrado, bueno en realidad no puedo creer que al terminar me sintiera tan bien como me sentí y que ahora considere que puedo correrla aún más rápido.

A ver les cuento un poco más.  Ayer tuve que trabajar hasta bien tarde en la noche (salí a las 12:30 a.m de el domingo) y en total dormí aproximadamente 5 horas, como de 9:30 p.m. a 12 a.m. y luego de 3 a.m. a 5:30 a.m.  Estuve súper ansiosa y el tener que manejar a las 12:30 para llegar a mi casa, hizo que me fuera difícil conciliar nuevamente el sueño cuando por fin llegué a mi cama. Sin embargo, me levanté muy enérgica y positiva cuando sonó la alarma.

Desayunamos pizza vegana que había quedado de la cena de Jota la noche anterior y nos fuimos (¿no creen que un buen criterio para ver si una pizza es buena es ver si sabe bien recalentada al día siguiente?).  La manejada fue larga (1 hora 15 minutos), pero sin contratiempos.  Al llegar encontramos rápidamente parqueo, caminamos hacia la línea de salida y usamos el baño.  En ese momento faltaban ya 6 o 7 minutos para las 8 a.m. que era la hora de salida.  Le pedí a una chica que nos tomara la foto y Jota burlándose me dijo: “¡ya vamos a arrancar y tú pensando en esas cosas!”

Estaba haciendo mucho frío (6°C) así que yo llevaba camisilla de algodón, la camiseta manga larga de la carrera y la camiseta de los Pasadena Pacers. Jota por su parte llevaba camisilla, manga larga y chaqueta.  Mis respetos para los que corren a temperaturas más frías, nosotros somos unos cobardes.

En fin, caminamos hacia la parte de adelante del grupo para no quedarnos atrancados con las personas que salían más despacio. Así se sentía el ambiente:

Nuestro objetivo era arrancar a 8 minutos por milla y eso hicimos.   No tengo mucho que decirles acerca del recorrido de la carrera, pero una cosa si nos quedó clara… el aire que se respiraba era súper limplio, fresco y con un ligero olor a mar.  Nada comparado con Rock-n-Roll Los Angeles donde al final se alcanza a ver la capa de smog que se posa sobre el Downtown de la ciudad.

No escuché ni vi la señal de cuando pasamos la Milla 1, pero sí vi al ganador de la carrera que iba de regreso en la recta final. Poco después escuché la marca de la Milla 2, 15 minutos con XX segundos. ¡Voy rápido! Me dije. Miré a Jota y le dije, vamos bien! y asintió con la cabeza. Listo, ahí me tranquilicé. Sentí deseos de bajar la velocidad, pero no lo hice. Por el contrario, aceleré. “¡No me falta nada! ¡Yo he corrido más que esto! ¡No me va a pasar nada si sigo a este ritmo, sólo dale!”  No sé si les he contado, pero yo en el fondo corro con un temor terrible a que me dé un paro cardíaco.  Es un temor sin sentido, como todos los temores, pero ahí está y cuando me exijo en términos de velocidad, gran parte de mi energía la gasto que meterle “razón” a ese miedo.  El caso es que seguí. Comencé a pasar gente.  Jota decidió bajar un poco el ritmo y yo seguí. Hice el último retorno, busqué a Jota por un momento, pero no lo vi así que aceleré aún más y pasé a dos o tres personas ;).  Crucé la línea de meta, recibí mi medalla y escuché al animador del evento nombrando a “Julio Javier”… Jota venía justo detrás de mí y no lo había visto.

Pero la aplicación del celular fue desmoralizante.  Decía que yo había terminado los 5k en 25 minutos 18 segundos 🙁 y Jota un poco después.  Estiramos y al rato fuimos a ver la carrera de 1 kilómetro de los niños.  ¡Qué ternura, hombre!  Algunos hasta iban disfrazados de renos; de castores, digo, pastores; de regalos de navidad; con gorros de Papa Noel… y es que estamos hablando de niñ@s de 3, 4 o 5 años.  Esperamos y esperamos, vimos a los de la media maratón llegar y fuimos a buscar los resultados de la 5k.

Después de corregir varios errores en términos de edad y género: a Jota lo clasificaron en el grupo de las mujeres y a mi en el grupo de 35 a 39 años; después de arreglar esos datos, llegaron las noticias maravillosas.  Jota logró su objetivo de correr en 25 minutos (25:04) y ocupó el tercer lugar entre los corredores de 30 a 34 años.  Y yo:

Eso fue lo más increíble del día.  Sin planearlo, alcancé este logro que también es uno de los bellos momentos por los que ojalá todo corredor pudiera pasar.  Me hace recordar a mi amigo Felipe Posada (quién nos narró su Maratón de Las Flores) cuando le pregunté que cuál era su siguiente meta y me dijo “tal vez un podio”… él lo logró un par de meses después en otra carrera y me cuestioné a mi misma si yo algún día lograría eso.  

No creí que fuera posible y heme ahí, posando con mi reconocimiento y con la felicidad de haber logrado mi meta.  Hace 9 meses corría a 10 minutos por milla y pensaba que eso de correr a 8 minutos por milla simplemente no era para mi. Que tendría que nacer otra vez y quizá con otro cuerpo para lograrlo.  Que esas velocidades era para quienes nacían con la estrella del atletismo y que yo había nacido con otra estrella.  Pero la verdad es que no.  Nada más falso.  Hoy corrí incluso más rápido que eso que pensaba.  Correr rápido (o simplemente, correr) es un asunto de mente, de disciplina y de constancia.  De visualizarnos a nosotros mismos como corredores ágiles, fuertes, saludables y obviamente de seguir un plan de entrenamiento pensado minuciosamente.  Sí se puede y ahora voy por los 23 minutos 😉

Estoy muy feliz y satisfecha por este logro, quizá uno de los más importantes de este año.  Estoy feliz también porque Jota aceptó que era como Rocky, que anuncia su retiro después de cada carrera y luego sale con que quiere correr otra vez!

TE AMO, JOTITA!

PD, En otras palabras, hoy fui la corredora más rápida de todas las mujeres entre 30 y 34 años.  ¡No me la creo aún! jajajajaj 

Se les quiere!