Aunque soy consciente de que las semanas de recuperación son justas y necesarias dentro de los planes de entrenamiento, y aunque ahora las disfruto más que antes, no dejo de alarmarme con la disminución de la cantidad de millas que corro.   Un recorte de más o menos 20/30% es recomendable cada 2 o 3 semanas para permitirle al cuerpo fijar o memorizar lo ya hecho, y es como una especie de impulso para la intensidad que le viene al cuerpo la semana siguiente, como dice el refrán: “para atrás sólo pa´coger impulso“.  Esta fue una de esas semanas.

 

El lunes fue descanso total.  Tuve intención de ir al gimnasio a nadar, pero, o no concreté las ganas o me ganó la pereza y la verdad, ni me afané. Ahh nooo ahora que me acuerdo, en la noche yo me fui pa’l gimnasio a nadar y a mitad de camino me di cuenta que no llevaba toallas ni ropa de cambio para devolverme, así que sin mucho esfuerzo hice giro en U y me quedé en la casa.

El martes corrí 4.2millas/6.7kms a eso de las 8 de la noche.  El calor esta semana en mi ciudad fue desesperante y yo pensé que saliendo a esa hora iba a ser mejor, pero no, la temperatura aún estaba a 32 grados centigrados. Y húmedo.  Bastante asfixiante, pero lo logré. Al llegar a casa hice mi nueva sesión habitual de fortalecimiento muscular (sentadillas, tijeras, plancha, abdominales y flexiones de pecho).

El miércoles nadé 1400 metros en la piscina del gimnasio. Me pasó algo muy curioso. Al llegar aseguré mis cosas con el candado en el casillero y fuí a nadar. Al salir de la piscina me bañé y fui en toalla al casillero a buscar mi ropa (hasta aquí todo normal). Le puse la combinación numérica al candado y no abrió. Intenté unas 5 veces y nada. ¡¡¡¡Se había dañado!!!!  Como no podía ir en toalla a la recepción, me hicieron el favor de avisar y según, el encargado llegaba a las 7 a.m., a esa hora ya debía estar yo en la autopista y eran las 6:40 a.m.  Otra señora me dijo que le parecía raro que no mandaran la pinza si esa permanecía en la recepción.

Alguien como que avisó y llego una señora de aseo con la pinza (de medio metro de largo) y me dice una de las cosas que más me entristece escuchar de una mujer: “acá se la traigo, pero ¡eso sólo lo puede hacer un hombre!, mire le muestro, agarre el candado”, yo obedientemente tomé el candado, pero como mucha rabia y tristeza.  No pudo abrirlo. Yo siento que no se esforzó.  Para este momento ya todo el baño estaba aglomerado y enterado que mi candado se había dañado y se podían escuchar las voces: “nonono, le toca esperar hasta que llegue el señor”, “siempre es él el que los abre”, “eso es muy duro”, “espere tranquila que ya casi llega”, “ni lo intente”. Y mi corazón cada vez más achicharronado por tanta candela.
Tímidamente le dije: “¿Por qué no sostiene usted el candado y yo sí lo intento?”  Lo abrí. Y por fortuna, las voces se disiparon, de lo contrario habría llegado tarde a trabajar porque me hubiese demorado dándoles la cátedra de autosuficiencia y empoderamiento femenino. Porque es que el asunto no es de fuerza, es de saber y creer que somos capaces de todo y que ninguna voz nos puede limitar. 

En fin, ese fue mi miércoles, sin duda, mi mejor día de entrenamiento, de los que te fortalecen el cuerpo y el espíritu. 

El jueves corrí 5millas/8kms a las 5 a.m. Esto es todo un acontecimiento porque me cuesta mucho salir a esta hora, pero en la noche iba a reencontrarme con un amigo de Barranquillla que no veía desde hace más de 7 años (quien también correrá en la Maratón de las Flores) y no me quedaba otra opción. Lo bueno fue que vi el amanecer y le hice el quite al calor infernal del sur de California.

El viernes fue descanso total. Compré vestido de baño deportivo de dos piezas porque, en vista de que el bronceado veranero es inevitable, prefiero que sea armónico y no como un mapamundi. Me probé uno talla 10 y la parte de arriba me quedó bien, pero la de abajo me quedó súper apretada y me veía como las marcas de la cabuya de un bollo limpio.

Qué pena ser tan gráfica y hasta me siento cohibida de compartirlo; usualmente esas cosas las mujeres no las cuentan, pero yo sí, porque hace parte de la aceptación de nuestro cuerpo de la que siempre les he hablado.  Ahí mirándome al espejo me acordé de la diseñadora de vestidos de baño que me atendió hace como 5 años en San Andrés Islas, Colombia. Me dijo: “Si necesitas una talla arriba y 2 o 3 tallas más grande abajo, pues cómpralo así porque ese es tu cuerpo y la gente no ve la talla, ve cómo tú te sientes”. Así que decidida me fui a buscar la talla 14 y con esa sí me sentí bien.

El sábado corrí 7.1millas/11.3kms con el grupo de los rápidos de los Pasadena Pacers, mi club de running. Me resultó mucho más fácil mantener el ritmo en esta ocasión. Mi plan era hacer 4 millas el sábado y 10, el domingo, pero no pude resistirme y seguí por 3 más, lo que alteró mis planes del domingo.  Y como el jueves no pude hacer mi sesión de fortalecimiento muscular, la hice el sábado 💪.  Eso me hace sentir orgullosa de mi misma 😆

El domingo corrí 8millas/12.8kms en las montañas del Griffith Park.  El entrenador no pudo liderar el recorrido así que me reuní informalmente con tres corredoras del grupo e hicimos un recorrido corto de 6 millas por las montañas. Al terminar de correr con ellas, le agregué dos millas en solitario en terreno plano y completé 8 para terminar la semana con 24.2 millas/38.7kms de running, más natación y fortalecimiento muscular.

Así que esa fue mi semana de entrenamiento con miras a la Maratón de las Flores Medellín.  Y ustedes, ¿cómo van?

---

 

Si se perdieron la semana 12 del entrenamiento la pueden ver aquí.

Y aquí encuentran la semana 13 o el primer bloguiversario de El Blog de Nati aquí ☺️